Llegaba la noche y a veces lloraba. A pesar de su sonrisa diaria que es lo que el mundo veía no podía evitar la pena que seguía dentro luchando con la ilusión por lo que estaba emprendiendo y, en la soledad de la noche, lloraba...
Se sentía desagradecida por lo que la vida le había dado, sabía también que esa era la imagen que podía dar cuando alguna vez había expresado su malestar y eso le dolía. Por un lado realmente no tenía derecho a quejarse pero por otro tampoco es oro todo lo que reluce y sólo ella podía saber lo que pasaba, lo que sentía, lo que necesitaba y no tenía, lo que deseaba y no llegaba... tenía derecho también a ser un poquito "egoista" y ser feliz ¿verdad? no pretendía herir a nadie pero era consciente que su decisión sería criticada y podía hacer sufrir a alguien... no quería ni pensarlo, pero toda la vida dedicada a los demás tampoco es justo...
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