A mis supermamis

Hace algo más de tres años lo más maravilloso que tenemos en nuestras vidas nos unió.

Un encuentro casual que ha resultado una unión especial. Quizá, al principio, porque pasábamos por unos momentos en que nos sentíamos un poco perdidas y quizá solas ante un mundo nuevo, en que nos necesitaban unos, nos exigían otros y todos esperaban que lo hiciéramos como debía hacerse cuando en realidad no teníamos ni idea de por donde tirar y teníamos unas necesidades y sentimientos que el resto no entendía; se esperaba cosas de nosotras que nadie se había preocupado de explicarnos. Había quien no podía entenderlo porque no había pasado por ello pero además, como solemos hacer con esa mala costumbre, se dedicaban a "enseñarte", "aconsejarte" y juzgarte. Otros sí que lo habían vivido pero ya lo habían olvidado, con el tiempo todo se ve, siente y recuerda diferente y ahora yo desde esta distancia ya puedo entenderlos a ellos. Sea como sea nosotras estábamos viviendo, sintiendo, aprendiendo y experimentando a la vez. Los mismos problemas, las mismas dudas, los mismos complejos, los mismos miedos, las mismas alegrías, la misma ilusión ... A veces con mirarnos nos entendíamos, no hacía falta acabar las frases. Eso fue nuestro motivo de encuentro y primera relación, hoy aún nos une ese nexo pero también algo más fuerte.

Quizá no nos hemos parado a pensarlo demasiado porque todas tenemos otr@s amig@s, tenemos otras vidas, poco tiempo y mil historias pero algo nos une y nos hace sentir un cosquilleo especial cada vez que nos vemos. Recuerdo aquellos primeros mails, larguísimos mails casi a diario. Todas a una. Aunque pasen meses sin vernos, siempre parece que fue ayer. Por lo menos a mi me pasa...

Llevamos compartidos más de tres años y medio en los que ha pasado de todo. Primero vinieron las alegrías a las que les siguieron muchos golpes del destino. Como dije una vez, "si la vida es una de cal y otra de arena no me extraña que nos esté pasando tanto malo para compensar lo más maravilloso que nos había llegado" ... Todas, una tras otra, hemos ido encontrando un gran obstáculo en el camino. Unas más y otras menos, unas cosas insoportables, otras no tanto, otras a las que no había derecho y cosas que no nos merecíamos, cosas menos importantes pero que nos han hecho la zancadilla también. Un sinfín de piedras en nuestra lucha que nos hacían pensar "¿qué será lo próximo?" o "¿cuándo se va a acabar esta mala racha?" ¿recordais? ¡miedo me daba ya abrir un mail o mensaje vuestro!. 

Somos más fuertes de lo que creemos y aquí estamos luchando al pie del cañón, cada una con su problema particular tirando hacia delante, con todo sobre las espaldas y sin tirar la toalla en ningún momento.

Con vosotras me siento tranquila, me siento querida e incluso admirada. ¡¡Cuánto cuesta apreciar lo que consiguen los demás, lo que luchan!! cómo cuesta decir piropos sinceramente, desde el corazón y no por compromiso y de vosotras me lo creo. Me hacéis sentir especialmente, que valgo mucho. Gracias. Por estar ahí aunque no os lo pida. Quizá vosotras no os deis cuenta pero de lo que me aportais. En un papel puedo abrir mi corazón pero contarlo es mi tarea pendiente. Mis problemas son mios y quizá por eso os pueda parecer alguna vez algo distante. Nada más lejos de la realidad. Aquí estoy, como el primer día, como en ese primer mail.

Os quiero "mamys" y os admiro, a todas y cada una de vosotras. De cada una puedo aprender algo, cada una me llega de una manera diferente y especial. Todas iguales, todas diferentes pero luchadoras natas. A pesar de las dudas de si lo hacemos bien ... lo hacemos lo mejor que sabemos, lo mejor que podemos. 

Ayer una decía que antes se creía una "superwoman" y ahora no sabe ni lo que es. Créetelo, superwoman no porque no existen pero lo más cercano que pueda ser. Aquí con mi tesoro entre mis brazos mientras os escribo veo que ¡¡¡podemos!!!!