viernes, 11 de abril de 2014

Meme


Un ángel.  Eso era, eso fue. Así la conocimos y así quisimos decirle adiós, con esa etiqueta de ángel. No me gusta etiquetar a las personas pero ésta se la ha ganado a pulso y comparto que se la pusieran, no se podía decir otra cosa en su despedida.

Señora de los pies a la cabeza. Empezando, que es lo que se ve, por su vestimenta impecable y el esmalte de sus uñas. La sombra en sus ojos y su peinado perfecto. 
Siguiendo por sus formas educadas, sus costumbres tradicionales aunque avanzada a su época, su respeto infinito, su devoción a su gente, la entrega a su familia.
Y acabando por esa sonrisa y ese corazón que se salían de su cuerpecito. Bondad y dulzura toda ella. Nunca nunca tenía un mal gesto, incluso en la locura de su enfermedad ese genio que sacaba no tenía ninguna maldad. Desprendía alegría a su alrededor, no sé cuanto ha sido de feliz en su vida pero parecía que era la más feliz del mundo. Derrochaba sonrisa, risas y carcajadas de esas contagiosas que acaban en lágrimas sin freno.

Señora en su casa como la época exigía pero podria considerarse rebelde en muchas cosas. Inquieta y trabajadora que buscaba su espacio y su tiempo rompiendo algunas reglas que otras no se atrevían. Una mamá y una abuela "tradicional-moderna", una combinación extraña que quizá ayudaba a hacerla tan especial.

Lamento lo injusto a veces de la vida que no la dejó disfrutar de eso que tanto y tanto anhelaba, de eso con lo que tanto soñaba: una niña en la familia. Cuando llegó ya no pudo ser consciente de ello pero podemos pensar que en su mundo y a su manera sí la disfrutó. Su cara se iluminaba al verla igual que a la pequeña al verla a ella. Vivió feliz hasta el último momento y, a pesar de una enfermedad tan triste de la que todos nos hemos quejado, quizá no haya sido tan malo para ella y haya sido su forma de escapar a cosas que quizá sí que la hubieran hecho sufrir. No ha sido consciente ni para lo bueno ni para lo malo así que quizá en el fondo no han sido unos años malos para ella. No lo sé, como no lo sabremos es lo que yo quiero pensar: que vivía en su mundo feliz sin darse cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor, de quienes empezaban a faltar y de si misma y esa otra enfermedad que avanzaba dentro. 

Ahora nos queda el recuerdo de esa eterna sonrisa, de esa dulzura especial, de ese aura que desprendía.

El día que nos dijo adiós el cielo de la ciudad lloraba su marcha.  El dia que le dijimos adiós nosotros el cielo estaba radiante. A donde quiera que iba tenían una sonrisa esperando al ángel que llegaba.



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