jueves, 17 de abril de 2014

Punto y ...

Punto y final a una etapa. Punto y aparte en el camino de la vida. Cerramos una puerta y abrimos otra nueva. Sustituir una llave por otra en el llavero es fácil, en el corazón no tanto...

Sentados en el bordillo, entre aquellas casas que entonces habían, mirábamos la fachada jugando a adivinar cual sería la ventana y si algún día llegaríamos a abrirla. Aún sin haber entrado creo que supimos que era el elegido y nos bastó cruzar la puerta para confirmarlo. Esa sonrisa nerviosa de saber que ése era se dibujó en nuestro rostro y nuestras miradas se buscaron cómplices para confirmar en el otro ese sentimiento que de pronto nos embriagó. Éramos jóvenes, muy muy jóvenes, y no fue fácil. Sacrificamos mucho y luchamos por nuestro sueño, quizá en el proceso nos equivocamos alguna vez y nos engañaron también. Lo sé. Pero era nuestra decisión, nuestro futuro, nuestro camino y decidimos empezarlo ahí. Pasaban los días y tuvimos que ver como se nos pasaba el momento de hacer tantas cosas, cosas que no volverán, años que volaron y experiencias que no fueron pero valió la pena. No tuvimos suerte, como ésos que se gastaban el sueldo en fiestas y alcohol y coches nuevos se empeñaban en decir. Tuvimos capacidad de sacrificio y estoy orgullosa de ello. Perdí unas cosas pero gané muchas otras. 

Esos momentos, esos días, eran los cimientos de lo que hoy tenemos. Esas cuatro paredes han visto mucho. Nos han visto crecer como pareja y por supuesto como familia pero también como personas. Han visto nuestros triunfos y nuestros fracasos. Nuestras risas y lágrimas, las crisis y la superación, la abundancia y la estrechez. Caernos y levantarnos, a veces solos a veces de la mano. Han sido cómplices de nuestros secretos y nuestros planes, de nuestros deseos y nuestros sueños. Un refugio, un hogar...

En trece años todo ha cambiado. Lo que encontramos no es lo que ahora dejo. El entorno también cambió y por supuesto las personas no son las mismas. Quizá sí con las mismas ganas e ilusiones y además con la cabeza muy alta y orgullosas de lo logrado en el camino hasta aquí recorrido, quizá también con miedos. Miedo al cambio, a equivocarse y a lo nuevo pero como entonces hicimos volveremos a aprender de cada paso que demos juntos.

Es una extraña sensación, la balanza equilibrada sin saber hacia donde decantarse. En un platillo la ilusión por lo que llega, en el otro la nostalgia por lo que se va. Quizá desde fuera sea fácil inclinarse, desde fuera siempre lo es, pero lo vivido y disfrutado, lo sufrido y lo aprendido pesa mucho y decir adiós y dejar atrás todo eso tiñe de un sabor agridulce estos momentos. Por supuesto me quedo con la ilusión y los nuevos retos, con avanzar y seguir aprendiendo, con mejorar y luchar para ello; lo hago voluntariamente y eso lo valoro y agradezco la suerte de poder elegir pero en mi corazón queda guardadito en un rincón muy importante todos y cada uno de estos momentos que he vivido durante 10 años. 

Un buen año, una bonita cifra para volver a empezar.





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