viernes, 9 de febrero de 2018

Un momento para escribir

Sigo escribiendo porque dicen que los sueños se cumplen pero hace tiempo que yo dejé de creer en Disney. Sigo escribiendo porque las letras son las únicas que me entienden, las que ponen nombre a mis emociones sin juzgar, sin preguntar y sin reproches, porque son las únicas que nunca me fallan. En mi soledad nunca estoy sola porque siempre están conmigo. A veces no salen, a veces no sé dibujarlas pero están ahí dentro latiendo, quemándome, ansiosas por explotar en cualquier momento en cientos de caracteres que, vomitados sin control, formarán un intento de historia o cuento o poema. O una simple frase, por qué no. Siempre un papel y boli cerca, o su versión moderna para poder sacar todas esas palabras que de pronto me queman y necesito plasmar. 
Soñaba que algún día le interesarían a alguien, soñaba con poder hacer felices a las personas que se enredaban dentro las tramas de mis historias, soñaba que habría una vez que alguien se sentiría identificado con mis emociones y sentimientos. Quizá soñaba poco. Soy bastante realista y objetiva, actitudes que a menudo se etiquetan como pesimista. Pienso mucho en el futuro, pienso en esos libros dedicados que me gustaría publicar, en ese blog con miles de seguidores que disfrutarían mis fantasías pero vivo en el presente. Un hoy que no es señal de que llegue ese mañana, un hoy envuelto de historias que no son preludio de ese horizonte que he imaginado. Soñar no es suficiente, siento decirlo. Por muy bonito, optimista o poético que suene. Y el esfuerzo y el trabajo tampoco lo son. Evidentemente necesarios, imprescindibles pero no suficientes. Mientras ese día llega o acepto definitivamente que es demasiado tarde y mi vida pasó soñando un sueño que no viví, yo sigo escribiendo. A veces poema, a veces novela, la mayoría solo pensamientos que nacen sin más sentido que el necesitar que salgan de mi y que dejen constancia escrita. Palabras, palabras y más palabras que plasmo en un borrador de esperanza deseando que esta vez sea algo más que un montón de frases sin sentido. Personajes sin vida a quienes invento un destino, ofrezco una historia y les hago sentir. Y entonces, esta humilde aspirante a escritora se pierde en su propia trama y se rompe el hilo que une las vidas de esas recién nacidas figuras. Y empiezo de nuevo. Nuevas palabras, nuevas sensaciones y sigo escribiendo. Me evado del mundo y me uno al silencio, necesito esa calma que me da escribir y escribir y escribir. Yo sola, que nadie me vea, ese es mi momento. Mi cita con un lienzo en blanco en el que mi obra empieza a coger forma y, a veces, me atrevo a compartir.  Cada palabra escrita, cada frase enlazada es un suspiro que sale impaciente con la prisa de existir y convertirse en parte de una historia de verdad. Pero mientras, sigo escribiendo. Lo único que nunca me falla y a veces me reconforta. Escribo sin sentido, sin borrador y sin guía, con mucha ansía y deseo de escribir. Emociones o momentos, invenciones o vivencias, cualquier cosa que pueda ser transcrita. Escribo porque me libera, y escribo y escribo y escribo ... 

momentos para escribir en mi rincón
Momento para escrbir en mi rincón



No hay comentarios:

Publicar un comentario