miércoles, 14 de enero de 2015

Llegaste tú, hace cinco años ya....

El momento se acercaba, ese que nunca sabes cuando llegará pero lo estás deseando, se despejaba esa incógnita tras 40 semanas de espera... hace cinco años a estas horas ya sabía que había empezado la cuenta atrás para ver por fin tu carita.
Había intentado imaginar cientos, miles de veces, como sería ese momento pero nunca imaginé que sería así. Sin dolor, sin signos aparentes, mi cuerpo estaba en apariencia como cualquier otro día cuando en la visita de control el ginecólogo me dijo que ya estabas de camino. La sorpresa fue mayúscula, yo seguía esperando esas molestas contracciones que parece que debía tener o esa rotura de aguas que te hace pasar un mal rato, llevaba días observando el lavabo buscando el famoso tapón... nada fue como pensé. Como tampoco lo ha sido luego. A menudo me sorprendes tanto... contigo al lado todo es algo improvisado y mejor de lo que pueda llegar a imaginar.
Llegaste rápido y tranquila, ya desde ese momento fuiste tan buena con unos padres primerizos... enseguida la sonrisa que aún te caracteriza iluminó nuestras vidas, apenas unas horas después de nacer ya sonreias sin parar para demostrarme que habías llegado para llenarnos de felicidad. No hay palabras para esos primeros momentos, es un cúmulo de sensaciones y emociones difíciles de describir. De pronto eres mamá y te sientes grande, con fuerzas para comerte el mundo y luchar por tu bebé y a la vez pequeña ante el milagro de la naturaleza. 
Pasaban los días y, a pesar de lo duro de la situación, lo hacías todo tan fácil... tan buena para todo y tan sociable como aún hoy día sigue siendo. También enseguida vimos tu parte de carácter fuerte y lo nerviosa que eras, algo que se ha ido acentuando con el tiempo pero siempre en el fondo maquillado con esa bondad que tienes. Soy realista y como madre también se pueden reconocer los defectos de los hijos y evidentemente tienes algunos como cualquier persona pero los sabes disimular con todas las virtudes. Me sorprende como alguien tan pequeño puede ser tan sensible y nada egoista, como cuidas tanto a tu familia y al bebé que aún no ha nacido, como eres capaz de ayudar y dar lo que tienes sin apenas esperar a que te lo pidan. A veces me quejo de tu carácter tan fuerte que alguna vez me supera pero cuando consigo respirar y te miro solo puedo sentir cuanto te quiero y lo orgullosa que estoy de ti. Eres tan madura e inteligente que a veces también se me olvida que solo tienes cuatro años, ya casi cinco. 
Vas a ser una gran persona, lo sé. Nosotros intentamos inculcarte los mejores valores pero tú ya venías de serie con tantas cosas buenas... es increíble como te haces querer por todo el mundo, tienes un don con las personas y una dulzura que enamora. Eres mi vida entera y si pudiera te tendría abrazada el resto de mis días. No sé si sabemos demostrarte cuanto te queremos y lo importante que eres. Jamás pensé que sería tan fácil querer, jamás pensé que tu padre se embobaría tanto contigo. Él quería un niño y ahora eres la princesa de sus ojos, su debilidad, nuestra debilidad.
Has superado un año de cambios con una gran madurez que de nuevo me ha sorprendido y ahora llega otro año de nuevas situaciones que sé vas a vivir plenamente. Quiero que entiendas que para mi siempre serás mi mundo, insustituible por nada ni por nadie. Nos has dado tanto que nunca podremos expresarlo. Eres mi fuerza.
Te miro y mi mundo se para, llegaste tú y desde entonces todo tiene un sentido. Te queremos princesa más de lo que jamás puedas entender.
Feliz cumpleaños con todo nuestro amor.

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