viernes, 13 de marzo de 2015

Aquello que nunca te contaron y tú tampoco te atreves a decir en voz alta

A punto de tener mi segundo hijo, recordando y reviviendo tantas emociones decido escribir este post quizá también para autoconvencerme de que no pasa nada por sentirme como puedo llegar a hacerlo y a su vez atreverme a decir en voz alta que esta vez no voy a avergonzarme por todo el cúmulo de emociones que pueden llegar, que van a llegar seguro. Las buenas, las bonitas, esas de las que todo el mundo habla y las no tan buenas ni tan maravillosas, esas que nunca te han contado...
Hace pocos días una conocida que acaba de ser mamá lloraba sin querer al explicarme como se sentía y removió en mi tantos recuerdos y emociones que también han ayudado a querer escribir todo esto. Verla sincerarse así me hizo darme cuenta de que mi experiencia no es solo mía y como sospechaba muchas mamis lo sienten y lo padecen a escondidas poniendo buena cara por delante.
Montones de libros, artículos en periódicos o blogs, revistas espacializadas, un sinfín de material a nuestro alcance sobre cómo hacer las cosas. Y por supuesto sin olvidar a la madre, la suegra, la tía que todo lo sabe, la vecina de enfrente, la hermana de la frutera que es psicóloga o la prima de la panadera que es educadora, esa amiga que ya tiene sus hijos adolescentes... todas esas mujeres que ya han olvidado aquellos momentos y sensaciones vividas o no lo han hecho pero tienen que aparentar llevar con dignidad la etiqueta de madre perfecta hipermegafeliz y por supuesto no pueden reconocer que no era tan fácil ni bonito como lo pintan. Personas que a veces te dan consejos, rectifico: personas que te imponen sus consejos por haber sido madre antes que tú y yo me pregunto ¿han tenido un equipo entero de fútbol de hijos para ser unas expertas? porque a ser madre se aprende rápido, nisiquiera rápido, es innato y teniendo un solo hijo ya eres tan madre como la que tiene esa gran cantidad de dos y se cree con derecho a juzgar todos y cada uno de tus movimientos. Hay quien dice que los bebés vienen sin manual de instrucciones y no estoy de acuerdo. Si buscas y te informas un poco enseguida te sacas el Máster de Mamá. Cómo cambiar pañales, que hacer con los cólicos, cómo dormir al bebé, recetas de primeras papillas, monográficos de biberones y chupetes, las mejores cremas para hidratar y para las rojeces del pañal, ... puedes aprender de todo lo que quieras, hay información y consejos de absolutamente todo. Al tercer día todo lo básico lo tienes dominado y cada nueva cosa que llega enseguida la dominas. Hacer de madre es fácil, todo está escrito, todo se repite en cada bebé que nace y el sentido común de cada una de nosotras hará que lo hagamos lo mejor posible. Este mismo sentido común es el que yo creo debemos poner en práctica para la educación de nuestros pequeños. A parte de las cosas básicas y universales luego están las diferentes teorías y posturas que parecen la guerra entre mamás. Que si los bebés no deben cogerse porque se acostumbran, que si los bebés necesitan el contacto materno sobretodo para desarrollar su autoestima y propia identidad; que si no deben pedirlo todo llorando (que yo sin querer posicionarme con ninguna teoría esto es algo que me hace mucha gracia y me pregunto cómo un bebé de pocos meses lo puede pedir sino es así), que si llorar es su instinto de supervivencia; que si es malo dormir con ellos porque crea dependencia o que si la seguridad de los padres los primeros meses es fundamental para su desarrollo; que si prolongar la lactancia materna es casi una aberración o que si darles bibe es no crear lazos con el bebé; que si se les debe enseñar a dormir o que si dormir no se aprende hasta que no están preparados para hacerlo solos por mucho que quieras enseñarles; que si mimarles mucho o que si ponerles normas y límites ... en fin teorías opuestas que te pueden volver loca. Si tienes muy clara una postura supongo que lo ves bastante fácil pero yo por ejemplo ya he dicho que no me posiciono porque hay cosas de cada postura que entiendo, me gusta y comparto y otras también de cada una de ellas que me parecen absurdas o descabelladas. Así que opté por un popurri siempre, como comentaba, guiada por el sentido común. Todas las madres seguro que alguna vez se equivocan, a veces en cosas sin importancia, otras en cosas más importantes que luego ven con el tiempo pero eso no lo sabremos ahora. Una madre quiere a su hijo y haga lo que haga lo hace con la mejor intención y todo el amor del mundo y solo por eso ya merece un respeto y ninguna crítica. Me molesta ver como se juzga a quien lo hace diferente a ti. Hay quien piensa que su manera es la correcta sin admitir que hay muchas otras formas de hacer y que ella no es mejor madre que la otra ni quiere más a sus hijos. Me molesta aún más cuando viene de gente que ya ha olvidado lo difícil que es educar a un niño o de gente que ni siquiera sabe lo que es tener un hijo por mucha teoría o revistas que haya leído o nisiquiera eso, como opinar es gratis... Me molesta quien va dando consejos por el mundo cuando no los has pedido. Todas las mamás necesitan espacio, tiempo y respeto.
Al final me he enrollado un poco y me he ido del tema pero en el fondo también es importante y va con lo que iba a decir porque esa sensación de estar perdida entre tanta teoría y sentirte criticada decidas lo que decidas es, entre otras cosas, algo de eso que no te habían contado. 
Se habla de lo maravilloso de la experiencia, de todo lo que compensa, de todo lo que te aporta, de la magia de la naturaleza, de que es lo más bonito del mundo y no es comparable con nada, de la felicidad de ser mamá etc etc... mensajes subliminales que le dicen a tu mente que no es correcto sentir algo diferente a todo eso. Estando completamente de acuerdo con todas estas afirmaciones tan positivas también creo que hay otros sentimientos, sensaciones, experiencias y dudas que son lógicas y normales y son tabú comentar. No hace falta irse al extremo de la depresión post-parto, que también creo que existe y respeto porque puede ser algo perfectamente real y no juzgo a cada persona y sus circunstancias (al contrario de muchas otras madres que critican que una mujer pueda deprimirse tras serlo), hablo de esos momentos en qué te sientes agotada, perdida, esclava de otra personita, sientes que no eres tú y que tu vida ha cambiado por completo para siempre y has perdido esa libertad que tenías. Hablo de lo agotador y duro que es, aunque no lo parezca, pasar el día entero sin haber podido casi ir al w.c. ni asearte, sin darte una ducha y por supuesto olvídate de cremas, maquillajes y arreglarte a diario. Hablo de cuando el pijama o el chandal se convierten en tu aliado y te miras al espejo con esas ojeras, y esa tripa que no desaparece tan rápido como pensabas. Hablo de sentirte cansada y no poder dejar de llorar por cosas que son tonterías. Hablo de preguntarte si serás una buena madre por pensar en algún momento que a ver si se duerme de una vez y puedes respirar un rato, por echar de menos un tiempo para ti. Hablo de cuando crees firmemente lo mala madre que eres al reprimir las ganas de dar un grito o estampar (perdón por la expresión, quería exagerar y no he encontrado otra palabra) a esa cosa que no para de llorar desconsoladamente. Hablo del dolor de pechos mientras mama y el dolor de tu corazón por la duda de no saber si lo estás alimentando bien. Hablo por reprocharte que a lo mejor el primer día de tenerlo en tus brazos aún no tienes esa sensación de quererlo más que a nada y dar la vida por él que tanto te han hecho creer. Hablo de sentirte observada y juzgada por la gente de tu alrededor a cada cosa que haces o decides para tu bebé. Hablo de no poder tener tu casa tan limpia y ordenada como antes y sentirte mal por lo que tú crees es falta de higiene teniendo un bebé en casa y además de cara a unas visitas que vienen a no perderse detalle de como está todo a tu alrededor. Hablo de estar convencida de lo mala madre que eres al sentir y pensar todas esas cosas que nadie siente ni piensa. Hablo de sentirte decepcionada contigo misma por no ser capaz de ver solamente todo lo maravilloso de la experiencia ni parecer tan inmensamente feliz como parecen otras. Hablo de creer en alguna ocasión que esto te supera y no estabas preparada. Hablo de la sensación de distancia con tu pareja y no sentirte deseada, hablo de tu autoestima por el suelo y tus fuerzas con ella. Hablo de no sentirte comprendida porque se supone que estás viviendo la más maravillosa de las experiencias... hablo de muchas cosas que son la otra cara de la moneda, esas que no se explican y por ello sufres en silencio. En esos momentos yo únicamente me sentí 100% comprendida por unas personas que caminaban conmigo por el mismo camino. Todo esta nueva aventura en que nos habíamos embarcado nos unió un día y gracias a ellas pude compartir todas estas cosas que otras muchas mamás tienen que pasar ellas solas. Con el tiempo todo lo malo, mejor dicho lo menos bueno, se olvida así que no te sirve el consuelo de nadie más que quien está viviendo exactamente lo mismo que tú en ese mismo momento. Gracias a aquellas tardes de charla, aquellos momentos de desahogo, aquellos mails interminables de grupo para contar cualquier cosa que necesitábamos sacar, gracias a todo eso pude hacer más llevadero el significado al 100% de ser madre y pude entender que aunque no me lo había contado nadie es algo que existe y yo no era la peor madre del mundo.
Por supuesto que todo esto no es mi resumen de ser madre. Por supuesto tiene muchísimas otras cosas más que hacen que valga la pena, por supuesto estoy de acuerdo en lo maravillosa de la experiencia y la magia de la vida, por supuesto comparto que es lo más bonito que puede pasarle a una mujer... por supuesto es algo tan especial e indescriptible que he querido repetir, por supuesto ahora quiero a mi hija más que a nada en este mundo y daría mi vida por ella... pero sé que hay otra parte que también existe y debemos enfrentar. Sé que compensa ver su sonrisa al mirarte, sentir su cuerpecito al abrazarlos, oir su primer "mamá", compensa su olor y suavidad de su piel, sé que todo lo que esperaba e imaginaba es verdad y superado con creces pero también sé que no me contaron cosas que muchas sienten, que no se atreven a pensar ni reconocer y entre nosotras alimentamos esta atmósfera de superwoman perfecta y feliz y nos olvidamos que tener miedo, llorar, flaquear a veces, estar cansadas y pedir ayuda no es ser menos mujer ni mucho menos peor madre.

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