viernes, 25 de abril de 2014

Déjame sin dejarme

Déjame correr por la arena queriendo atrapar la brisa, 
queriendo escapar de las olas. 

Déjame mirarte mientras desapareces a lo lejos, 
hasta que no me alcance la vista. 

Déjame en este silencio que quiero oírlo sola. 

Déjame soñar que vuelo y que soy libre, 
pero que sea solo un sueño. 

Déjame caer despacio y tumbarme sobre el suelo 
húmedo de lágrimas, de sal, de miedos. 

Déjame recordar las risas una y otra vez, deja que retumben 
en mi cabeza cómo si fuera nuestro presente. 

Déjame si juego a recoger conchas y las coloco junto a mi 
colección de sueños. 

Déjame si un día creí en un cuento.

Déjame pensar que fui importante, tan importante 
como para mi fue.

Déjame creer que ese beso será eterno, déjame sentir 
una vez más esa caricia.

Déjame rezar para que te des la vuelta y corras hacia mi.

Déjame aquí sentada mirando el horizonte y sintiendo 
envidia de su relación con el mar.

Déjame leer una y otra vez aquella carta que escribiste.

Déjame que pinte de nuevo en la arena el corazón que 
la marea se llevó.

Déjame poner por última vez nuestros nombres en el interior.

Déjame pensar que aún te gustan mis cursiladas, mis 
post-it en la puerta o al lado de la almohada.

Déjame acostada en la arena mientras veo las nubes
 pasar y preguntarme si al final se detienen.

Déjame pedirte solo una cosa más...

Déjame hacer todo esto pero tú a mi no me dejes.


jueves, 17 de abril de 2014

Punto y ...

Punto y final a una etapa. Punto y aparte en el camino de la vida. Cerramos una puerta y abrimos otra nueva. Sustituir una llave por otra en el llavero es fácil, en el corazón no tanto...

Sentados en el bordillo, entre aquellas casas que entonces habían, mirábamos la fachada jugando a adivinar cual sería la ventana y si algún día llegaríamos a abrirla. Aún sin haber entrado creo que supimos que era el elegido y nos bastó cruzar la puerta para confirmarlo. Esa sonrisa nerviosa de saber que ése era se dibujó en nuestro rostro y nuestras miradas se buscaron cómplices para confirmar en el otro ese sentimiento que de pronto nos embriagó. Éramos jóvenes, muy muy jóvenes, y no fue fácil. Sacrificamos mucho y luchamos por nuestro sueño, quizá en el proceso nos equivocamos alguna vez y nos engañaron también. Lo sé. Pero era nuestra decisión, nuestro futuro, nuestro camino y decidimos empezarlo ahí. Pasaban los días y tuvimos que ver como se nos pasaba el momento de hacer tantas cosas, cosas que no volverán, años que volaron y experiencias que no fueron pero valió la pena. No tuvimos suerte, como ésos que se gastaban el sueldo en fiestas y alcohol y coches nuevos se empeñaban en decir. Tuvimos capacidad de sacrificio y estoy orgullosa de ello. Perdí unas cosas pero gané muchas otras. 

Esos momentos, esos días, eran los cimientos de lo que hoy tenemos. Esas cuatro paredes han visto mucho. Nos han visto crecer como pareja y por supuesto como familia pero también como personas. Han visto nuestros triunfos y nuestros fracasos. Nuestras risas y lágrimas, las crisis y la superación, la abundancia y la estrechez. Caernos y levantarnos, a veces solos a veces de la mano. Han sido cómplices de nuestros secretos y nuestros planes, de nuestros deseos y nuestros sueños. Un refugio, un hogar...

En trece años todo ha cambiado. Lo que encontramos no es lo que ahora dejo. El entorno también cambió y por supuesto las personas no son las mismas. Quizá sí con las mismas ganas e ilusiones y además con la cabeza muy alta y orgullosas de lo logrado en el camino hasta aquí recorrido, quizá también con miedos. Miedo al cambio, a equivocarse y a lo nuevo pero como entonces hicimos volveremos a aprender de cada paso que demos juntos.

Es una extraña sensación, la balanza equilibrada sin saber hacia donde decantarse. En un platillo la ilusión por lo que llega, en el otro la nostalgia por lo que se va. Quizá desde fuera sea fácil inclinarse, desde fuera siempre lo es, pero lo vivido y disfrutado, lo sufrido y lo aprendido pesa mucho y decir adiós y dejar atrás todo eso tiñe de un sabor agridulce estos momentos. Por supuesto me quedo con la ilusión y los nuevos retos, con avanzar y seguir aprendiendo, con mejorar y luchar para ello; lo hago voluntariamente y eso lo valoro y agradezco la suerte de poder elegir pero en mi corazón queda guardadito en un rincón muy importante todos y cada uno de estos momentos que he vivido durante 10 años. 

Un buen año, una bonita cifra para volver a empezar.





miércoles, 16 de abril de 2014

Quizá



Quizá sí, quizá no. 

Quizá un día lo encuentre o quizá un día me de cuenta de que ya lo tengo.

Quizá sonreir no baste o quizá sea la solución a todo.

Quizá lo que hoy no se ve mañana sea algo importante. 

Quizá este no sea el camino correcto o quizá es necesario que sea tan largo para llegar a mi destino en el momento oportuno. 

Quizá no esté preparada para algunas cosas y quizá por eso no llegan. 

Quizá no tengo claro lo que quiero y, mientras, la vida espera o quizá la vida sigue igualmente y las cosas pasan por mi lado. 

Quizá sea esto último lo más coherente. 

Quizá lo que más conviene no sea lo mejor, quizá lo mejor es vivir lo que tienes. 

Quizá el gris no están feo si sabes como combinarlo con una sonrisa.

Como dice mi amiga: ya se verá. Quizá y solo quizá...

lunes, 14 de abril de 2014

TCA

Quiero escribir abiertamente y por primera vez en mi rincón de este tema. Ha sido un tema un poco tabú para mi y mi entorno, me he avergonzado de ello y lo he explicado con cuentagotas. Ahora me siento fuerte para hablar públicamente y me da igual quien lo lea o no, es parte de mi historia y creo que puedo ayudar si lo explico. Si lo oculto sigo haciendo lo que hice: esconder. Voy a rescatar un post que publiqué hace un par de meses en otro blog donde sí lo hablo, un blog de los transtornos y por eso allí lo hacía....

Este tiempo de tratamiento me ha servido para aprender mucho de los TCA y para darme cuenta de lo poco que se sabe sobre ellos. La gente tiene una idea muy equivocada y muchas ideas preconcebidas. Por eso hoy me ha apetecido contar que es un Transtorno de la Conducta Alimentaria, no la definición, no los tecnicismos, explicar el mio desde mi experiencia. Te preguntan, en mi caso, “¿pero eso que es? ¿que no quieres comer no? ¿que cuando comes vomitas verdad? …etc.” y enseguida ponen etiquetas dependiendo del físico; anorexia, bulimia, trastorno por atracón (conocido como comedor compulsivo aunque sin pensar que es una enfermedad) … da igual, son diferentes caras de la misma moneda. Cambian los síntomas pero el fondo puede ser el mismo. Incluso en muchos casos es difícil poner una sola etiqueta, cuando se lleva media vida sufriéndolo se llega a pasar por todos, cada uno puede llegar como consecuencia del otro… otro motivo más que explica la dificultad de su diagnóstico, que hace que la gente no se de cuenta de que quien tiene al lado lo está sufriendo porque como no puede encasillar ese comportamiento a la idea que tiene o el físico que se supone debe tener tampoco corresponde pues no ven las señales de alarma. Solo puedes sufrir un TCA si estás esquelética, o corres al baño tras ingerir algo o bien, esto últimamente porque antes no estaba considerado como tal, comes mucho (el caso que aún menos se asocia a un trastorno, y que si la persona tiene sobrepeso se tacha de gula, obesidad, glotonería…). Pues no, el físico no es el indicador de un TCA señores. Ese es un gran problema que dificulta su detección. Una persona en normopeso puede estar sufriendo un trastorno alimentario.

Algo que puede parecer tan superficial como la excesiva preocupación por el físico y la comida es solo la punta del iceberg, es lo que se ve desde fuera pero si profundizas siempre hay más escondido. “Niñas tontas que solo se preocupan de su cuerpo” he tenido que escuchar en alguna ocasión y morderme la lengua, bueno eso y otras tantas y tantas cosas. Pues no, eso también lo niego, eso no es el verdadero problema.
Tras un TCA se esconden muchas cosas, dependiendo del trastorno y la persona puede haber matices pero a rasgos generales, aunque cambia el síntoma, la base es la misma. Tras un TCA hay una muy baja autoestima y necesidad de aceptación y aprobación, inseguridad, una gran autoexigencia, perfeccionismo y autocrítica que lleva a no valorarse ni reconocerse nunca los éxitos ni las virtudes, necesidad de controlarlo todo (y de ahí el control con la comida y el peso, la “tranquilidad” de tener algo que controlas tú), aguantar demasiado y no saber decir no, no tolerar la frustración que muchas veces tú mismo te creas poniéndote metas inalcanzables exigiéndote por encima de los límites normales, entrar en el círculo vicioso de blanco/negro o todo/nada (si no es perfecto es una mierda, expresión típica). El peso, la comida, el físico es parte del afán de control y es la manera de tapar el resto de problemas. Es curioso como no nos damos cuenta pero es un mecanismo de defensa aprendido que salta si algo no va bien. Para esto es importante la terapia grupal o individual, da igual. Ahí consigues analizar y ver porque ese día te veías peor, o porque de pronto tu cuerpo no era capaz de ingerir nada o al contrario, aparece un “hambre” (ansiedad) descomunal … Es algo que cuesta ver y sobretodo trabajar y cuando lo consigues lo ves claro. Yo ahora sé que no me gusta mi cuerpo, que aún me avergüenza un poco pero si tengo un problema primero me centro en ello para poder resolverlo y el físico pasa a segundo plano. Pero no es fácil y menos cuando estás completamente metida en el TCA porque entonces aunque intentes verlo no puedes. Es característica también la distorsión de la imagen corporal, algo que me impactó mucho descubrir que sufría y que aún hoy no entiendo. No comprendo como la mente es capaz de crear esa realidad paralela que nos ciega… No comprendo como veo a los demás tal cual son y mi imagen no se corresponde a la realidad. Es difícil de entender y muy duro, para mi el momento más duro del tratamiento porque te hace dudar de todo tu mundo. Si lo que veo no es real ¿como sé lo que sí lo es? Es una sensación muy angustiosa, un miedo inexplicable, un descontrol, una sensación de locura…
Es algo muy complejo en donde influyen muchas cosas. La alimentación, el peso y el físico es lo que vemos y es lo que se empieza a trabajar para salir de ese pozo pero hay mucho más trabajo. Hay que tener en cuenta también importantes factores sociales, educativos, familiares … suele haber algo que desencadena el trastorno pero es la suma de muchas cosas aprendidas y te lleva a una vida de sufrimiento, de mentira, de dolor, de dejar de hacer cosas, de esconderte en ti misma, que va hundiéndote cada día un poquito más…
Tengo tantos recuerdos en mi cabeza, tantas sensaciones, tanta lucha que quieren salir pero que no sé como ordenar ni como contar, tampoco creo que ejemplos concretos sean del interés de nadie; solo pretendo dirigirme en este caso a las personas que están alrededor del enfermo. Nosotr@s podemos llegar a entender lo que nos pasa pero muchas veces no somos capaces de explicar en que consiste todo esto y aunque lo hagamos la sociedad no está preparada para entenderlo. Solo pido que no se juzgue, solo pido un poquito de paciencia y empatia hacia esa persona que quizá cada vez que nos rechaza es que está sufriendo mucho en ese momento, solo quiero que no nos quedemos en la idea del problema superficial y se intente ayudar de verdad a esa persona, solo me gustaría que sobretodo por esas pequeñas personitas que están creciendo y son futur@s adolescentes aprendamos a alimentarnos sanos sin pensar en calorias ni michelines ni bikinis, solo deseo que no se etiquete a nadie por su físico, solo me encantaría que las personas tuvieran las mismas oportunidades independientemente del físico. Quizá esté pidiendo demasiado, ojalá un día sea lo normal

He leído una frase que me ha impactado “Tu problema es que quieres que sea perfecta, el mio pretender serlo”


viernes, 11 de abril de 2014

Meme


Un ángel.  Eso era, eso fue. Así la conocimos y así quisimos decirle adiós, con esa etiqueta de ángel. No me gusta etiquetar a las personas pero ésta se la ha ganado a pulso y comparto que se la pusieran, no se podía decir otra cosa en su despedida.

Señora de los pies a la cabeza. Empezando, que es lo que se ve, por su vestimenta impecable y el esmalte de sus uñas. La sombra en sus ojos y su peinado perfecto. 
Siguiendo por sus formas educadas, sus costumbres tradicionales aunque avanzada a su época, su respeto infinito, su devoción a su gente, la entrega a su familia.
Y acabando por esa sonrisa y ese corazón que se salían de su cuerpecito. Bondad y dulzura toda ella. Nunca nunca tenía un mal gesto, incluso en la locura de su enfermedad ese genio que sacaba no tenía ninguna maldad. Desprendía alegría a su alrededor, no sé cuanto ha sido de feliz en su vida pero parecía que era la más feliz del mundo. Derrochaba sonrisa, risas y carcajadas de esas contagiosas que acaban en lágrimas sin freno.

Señora en su casa como la época exigía pero podria considerarse rebelde en muchas cosas. Inquieta y trabajadora que buscaba su espacio y su tiempo rompiendo algunas reglas que otras no se atrevían. Una mamá y una abuela "tradicional-moderna", una combinación extraña que quizá ayudaba a hacerla tan especial.

Lamento lo injusto a veces de la vida que no la dejó disfrutar de eso que tanto y tanto anhelaba, de eso con lo que tanto soñaba: una niña en la familia. Cuando llegó ya no pudo ser consciente de ello pero podemos pensar que en su mundo y a su manera sí la disfrutó. Su cara se iluminaba al verla igual que a la pequeña al verla a ella. Vivió feliz hasta el último momento y, a pesar de una enfermedad tan triste de la que todos nos hemos quejado, quizá no haya sido tan malo para ella y haya sido su forma de escapar a cosas que quizá sí que la hubieran hecho sufrir. No ha sido consciente ni para lo bueno ni para lo malo así que quizá en el fondo no han sido unos años malos para ella. No lo sé, como no lo sabremos es lo que yo quiero pensar: que vivía en su mundo feliz sin darse cuenta de lo que estaba pasando a su alrededor, de quienes empezaban a faltar y de si misma y esa otra enfermedad que avanzaba dentro. 

Ahora nos queda el recuerdo de esa eterna sonrisa, de esa dulzura especial, de ese aura que desprendía.

El día que nos dijo adiós el cielo de la ciudad lloraba su marcha.  El dia que le dijimos adiós nosotros el cielo estaba radiante. A donde quiera que iba tenían una sonrisa esperando al ángel que llegaba.