viernes, 6 de junio de 2014

Tan adentro en las entrañas

A veces la angustia te quema por dentro, pero cuando empiezas a notar que te corroe las entrañas eres consciente que quizá eso sea otra cosa.... quizá rabia, quizá impotencia...
Nunca he gestionado bien esas emociones y las noto dentro vibrando con fuerza. Esa energía negativa recorre mi cuerpo soltando veneno a su paso. 

Sentirte, perdón rectifico, estar amenazada no es agradable. Esa sensación de presión encima tuyo que te va haciendo pequeñita pequeñita, ese vacío de no saber, esa pena por no entender, el dolor de la injusticia, el peso de la indefensión, la amargura de la traición... sentir (hablo de sensación que no digo que sea realidad) que el mundo te pisa y no hay forma de defenderse, solo levantar la cabeza y seguir caminando intentando hacer caso omiso a lo que te rodea y buscando desesperadamente una salida a ese momento, a esa situación, a ese lugar. Estar perdida desde siempre buscando tu sitio no es fácil y si lo que se vive a tu alrededor también se ha deteriorado aún más la desesperación aumenta.

Vas abriendo puertas y ventanas a tu paso pero no ves el camino correcto a seguir así que las cierras y sigues en el camino marcado, ese que no te llena, ese que te hace sufrir, ese que ya no es válido porque ya no te da ni la estabilidad que antes te compensaba. 

No es fácil acostarse cada noche con una pregunta en la cabeza y no tener la respuesta mientras todas esas sensaciones negativas que he descrito se apoderan más y más de ti y tú aún te hundes más sabiendo que no debes permitirlo y sabiendo que tienes derecho a soñar y a querer encontrarte por muchas responsabilidades que tengas porque cumplir con ellas a toda costa no es la solución, si no puedes estar al 100% no es la solución.

Tienes derecho a sentir, tienes derecho a soñar, tienes derecho a elegir... a veces en la balanza el platillo de la responsabilidad no puede superar el de los sueños y el derecho a vivir tu vida.

Nadie dijo que fuera fácil...



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