sábado, 25 de enero de 2014

El sol siempre vuelve a salir

¿Alguna vez has sentido las ganas de dejar lo que estás haciendo y echar a correr? ¿Has pensado en esconderte del mundo? ¿Has notado la sensación esa de que no quieres ni que te hablen porque parece que nadie entienda lo que te pasa y no te apetece lo más mínimo explicarlo? ¿Quieres gritar “Que paren el mundo que yo me bajo!!”? ¿Miras a tu alrededor y solo sientes ahogo?
Pues yo sí te entiendo perfectamente. Quisiera aislarme de todo y dedicarme a respirar, lentamente, sólo eso. Eso que día a día no podemos hacer; eso y todas esas cosas que no nos permitimos, que tanto necesitamos y apenas valoramos, esos detalles que la vida que llevamos no nos permite apreciar y en momentos de bajón no conseguimos ver ni tampoco nadie sabe ayudarnos a que lo hagamos...
Un día hablé del sentimiento de sentirse sola entre mucha gente, pues esto es algo parecido. Justo ese día que echarías a correr quizá estés más sola que nunca, nadie empatiza con ciertas emociones, se limitan a soltar una tontería que te deja por los suelos y no le dan la más mínima importancia a lo que pasa. Es como solo ver la paja en el ojo ajeno, lo mismo. Ayer se te acababa el mundo por esto mismo pero si me pasa a mi es una tontería. Da igual, en esos momentos de querer huir tampoco tener alguien que nos consuele es un alivio. Únicamente quieres eso, correr, correr y correr y esperar que salga el sol al día siguiente.
Eso es lo bueno y lo mágico; pase lo que pase, el sol vuelve a salir.

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