Si piensas que no puedes querer más a tus padres hazlos abuelos y verás lo que es amar, admirar y agradecer. Aman a tus hijos por encima de todas las cosas, como otra prolongación más de ellos mismos, y mientras más les quieren más los admiras tú.
Dicen que cuando te conviertes en madre de pronto se crea un vínculo único con la tuya propia o se refuerza el que había. De pronto los ves con otros ojos, de pronto todo lo que te han enseñado y transmitido desde que naciste tiene sentido, de pronto entiendes sus razones en todas las discusiones y peleas adolescentes, de pronto entiendes su lucha y sacrificio y ves cada esfuerzo realizado. Cuando empiezas a amar a ese algo tuyo más a que nada en este mundo sabes cuanto te quiere tu madre. Cuánto te quieren tus padres. Y sabes que ese amor va a durar siempre, que es indestructible, eterno, sincero, interminable, infinito, constante y que durante toda la vida harán lo que haga falta por hacerte feliz como cuando eras pequeña. Ahí estarán siempre para cuidar de ti y de tu descendencia mientras siguen transmitiendo, desde otro plano aunque a veces casi el principal, sus valores, conocimientos y amor continuo. Desde su madurez y experiencia estarán a tu lado por si los necesitas en el nuevo camino que empiezas a caminar.
A menudo hay discrepancias, a menudo no te entienden aunque quizá tampoco tú a ellos. Son diferentes épocas, son situaciones diferentes. A menudo te juzgan en silencio sin ser conscientes de ello porque lo harían o lo hicieron de otra forma, a menudo no empatizan contigo y no comprenden el nuevo papel de la mujer/madre/esposa en la sociedad y las presiones a las que estás sometida (o madre/esposa/mujer... hay mucho que discutir en el orden). Pero sea como sea sus figuras son importantes para el crecimiento de tus pequeños y casi son imprescindibles en la logística familiar de esta sociedad caótica y estresada que vive como si el día tuviera el doble de horas y no sabe valorar ni apreciar durante el tiempo suficiente simplemente la sonrisa de su bebé.
Porque ahora sí que no os puedo querer más... Quiero más a mis padres si cabe desde que son abuelos pero yo también tuve una a la quiero infinito. Otra generación, otras maneras pero siempre transmitiendo valores incluso sin pretenderlo porque cada abuelo tiene detrás su propia historia que se impregna en tu piel en el día a día. Allá donde estés gracias por haber estado.
Sin abuelos hoy día es muy difícil ser padres, gracias a todos los abuelos. Gracias por sostenernos siempre
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