miércoles, 25 de junio de 2014

Y un día ...

Andas, corres, te caes, sigues, aceleras, frenas, saltas, paras, tropiezas, te levantas... y vuelta a empezar. Vas trampeando cada día para salir a flote uno más, después de cada caída no te permites respirar. De nuevo en pie con la sonrisa puesta, con la mente en positivo y vuelta a la maratón, pero llega un día en el que no entiendes el por qué, quizá incluso tampoco ha sido la caída más grande ni donde más hondo has estado pero ese día todo estalla. Tus emociones saltan en mil pedazos y debes detenerte a reflexionar, a valorar, a decidir...

Ese día debes ser más egoísta que nunca porque tú y solo tú puede remontar, el cambio solo está en ti. Y no está, como siempre has creído, en ver lo maravilloso que es todo y seguir como si nada. Está en aceptar lo que quizá no es tan maravilloso. Está en ver la realidad tal como es y si no te gusta no vale con pintarla de rosa, hay que borrarla y comenzar de nuevo el lienzo. El estado de "happiness" constante no es real y no es, como muchos piensan, una forma positiva de ver la vida, es más bien un no saber o no querer enfrentar lo que no te gusta o esconderse tras esa opción. Una opción que a menudo solo lleva a la frustración porque ese, nos guste o no, no es el mundo real. Y un día todo se tambalea y no entiendes qué ha pasado.

Ese día debes parar el mundo, sentir, respirar todo lo profundo que tu estado de ansiedad permita y ser honest@ contigo mismo y decidir. Decidir qué quieres, decidir qué buscas, decidir qué vale la pena y que no ... Pensar en ti lo primero porque si no estás bien tú nada lo estará, te lo han dicho mil veces y no quieres creerlo, piensas que con la sonrisa puesta todo irá bien. Pues a veces no, y no es ser frágil ni cobarde querer frenar, es ser inteligente. Precisamente parar, decir no y cambiar el rumbo sin esconderse es ser valiente.

Pierde unos minutos de tu tiempo, horas o incluso días en mirar dentro sin dejar de respirar porque a menudo se nos olvida, nuestro cuerpo por supervivencia ya lo hace mecánicamente pero ... ¿quieres vivir o sólo sobrevivir?

lunes, 16 de junio de 2014

A veces se me olvida

Eres lo más importante y a veces se me olvida, no entiendo ni cómo ni porqué pero me sucede más a menudo de lo que quisiera.

Sí, me equivoco. No soy una madre perfecta aunque pretendía serlo y a veces se me olvida que la perfección no existe y lo único que llega es mi amiga frustación.

Intento darte una vida mejor y a veces se me olvida que lo mejor para ti es algo mucho más simple. Un abrazo, una sonrisa o un ratito de juegos.

Quiero mejorar en muchas cosas y a veces se me olvida que lo único que me importa es mejorar como madre y así no lo estoy consiguiendo.

Intento conseguirte la luna y a veces se me olvida que algo tan simple como recogerte del cole para ti es el mayor premio.

Intento de madre modélica, trabajadora y ama de casa, estudiante y moderna, quiero ser un buen ejemplo y a veces se me olvida que lo que queda de verdad son los momentos de afecto y que tú valoras más que nada que vaya a verte actuar.

Pierdo el tiempo buscando algo más y a veces se me olvida que ya tengo lo que más quería. 

A veces se me olvidan tantas cosas... las recuerdo al ver tu carita pero a veces ya es tarde. Espero que si vuelvo a olvidar tú me hagas recordar, quiero mirar tu sonrisa y disfrutar del momento, quiero tenerte entre mis brazos y que el tiempo se detenga. Quiero aprender a que espere el mundo y no tú. 

Quiero que a veces se me olvide ser tan responsable en muchas cosas, quiero que a veces se me olvide anteponer los problemas, quiero que a veces se me olvide el resto del mundo y quedemos solas tú y yo. Quiero que a veces se me olvide que soy adulta y ser capaz de revolcarme contigo sin importar nada más. Quiero que a veces se me olvide todo lo que me preocupa y pueda ser consciente de que mi única preocupación importante en la vida eres tú.

A veces se me olvida que tengo a mi lado el tesoro más preciado, mi sueño, mi deseo, mi ilusión, mi alegría de vivir y mis ganas de levantarme, mi motivación para luchar y mi motor para continuar. 

A veces se me olvida que cuando nos damos la mano se intercambian los papeles y no soy yo la que te calma a ti tus pesadillas



viernes, 6 de junio de 2014

Tan adentro en las entrañas

A veces la angustia te quema por dentro, pero cuando empiezas a notar que te corroe las entrañas eres consciente que quizá eso sea otra cosa.... quizá rabia, quizá impotencia...
Nunca he gestionado bien esas emociones y las noto dentro vibrando con fuerza. Esa energía negativa recorre mi cuerpo soltando veneno a su paso. 

Sentirte, perdón rectifico, estar amenazada no es agradable. Esa sensación de presión encima tuyo que te va haciendo pequeñita pequeñita, ese vacío de no saber, esa pena por no entender, el dolor de la injusticia, el peso de la indefensión, la amargura de la traición... sentir (hablo de sensación que no digo que sea realidad) que el mundo te pisa y no hay forma de defenderse, solo levantar la cabeza y seguir caminando intentando hacer caso omiso a lo que te rodea y buscando desesperadamente una salida a ese momento, a esa situación, a ese lugar. Estar perdida desde siempre buscando tu sitio no es fácil y si lo que se vive a tu alrededor también se ha deteriorado aún más la desesperación aumenta.

Vas abriendo puertas y ventanas a tu paso pero no ves el camino correcto a seguir así que las cierras y sigues en el camino marcado, ese que no te llena, ese que te hace sufrir, ese que ya no es válido porque ya no te da ni la estabilidad que antes te compensaba. 

No es fácil acostarse cada noche con una pregunta en la cabeza y no tener la respuesta mientras todas esas sensaciones negativas que he descrito se apoderan más y más de ti y tú aún te hundes más sabiendo que no debes permitirlo y sabiendo que tienes derecho a soñar y a querer encontrarte por muchas responsabilidades que tengas porque cumplir con ellas a toda costa no es la solución, si no puedes estar al 100% no es la solución.

Tienes derecho a sentir, tienes derecho a soñar, tienes derecho a elegir... a veces en la balanza el platillo de la responsabilidad no puede superar el de los sueños y el derecho a vivir tu vida.

Nadie dijo que fuera fácil...